Puedo ver aquel momento con completa claridad,
puede ser que fuera el reflejo de nuestra amistad.
Tal vez fuera el efecto de nuestra fusión,
uniendo nuestras manos y nuestro corazón.
Quizás simple e irremediablemente,
todo hubiera sido un espejo de mi mente.
Una sonrisa especial se apoderó de nuestras miradas,
esperando a que la luz del Sol abrasara nuestras caras.
Cantamos nuestros nombres,
gritamos al atardecer,
nos queríamos entre espinas,
entre espinas de una rosa al perecer.
Juntos esperamos a un nuevo día,
abrazados entre marismas,
sonriendo desde sueños,
esperando a que volviéramos al mundo real.
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