![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlJrpBamsOLxSIfOA2Vji6aEhAi04Y2ZJvyM49dj4dP_XebxLCGJQ0AwBhGwdjCMp137uCki990o0GY9kXkiElkJ_Hdq1dAfKEVykKf8VMHJyKKUQsM9WEx054aZ_A1vYrYHJkBCEgpD8/s320/Cisnes.jpg)
Una brisa cálida y áspera frotaba mis sienes con furor, mientras me calentaba el Sol en mis mejillas cuando paseaba entre las aguas del lago con mi tranquilo aleteo proporcionado y preciso. Todas las aves acudían donde me encontraba para admirar mi cabeza blanca como la cal con una franja negra y un pico naranja elegante y sereno. Las cataratas del lago desembocaban en un riachuelo que viajaba al norte del territorio; un lugar más, mucho más oscuro y tenebroso. Yo era entonces un cisne blanco bajo la luz del Sol muy elegante y superficial. Las cumbres de las montañas se abrían ante mis ojitos negros azabache contemplando la nube ácida del norte de aquel extraño y extravagante lugar. Los cisnes negros se combatían en duelo por la lucha del territorio, de la comida y de la de sus crías por mantenerlas a salvo aún siendo un reflejo de lo irreal. Más allá de aquellas turbias aguas estaba mi tierra y un corazón al que seguir amando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario