Una bomba latía hasta el punto de estallar en pedacitos de pólvora. Las cenizas de una marea incesante cobraba vida con altas olas que se abrían paso entre un sacrificio y la desesperación de los marineros al pescar a sus presas y al combatir a las olas asesinas. Sólo unos segundos después del estallido el barco se derritió como si estuviera hecho de fina cera. Un hombre de tez peculiar y de manos cansadas andaba a través del océano abriéndose paso al Sol del más allá. Estar concorde con la realidad le resultaba imposible a una persona cuando soñaba con una fantasía como aquella. Una llena de mares y océanos combatiéndose a muerte mientras que los marineros rezaban por mantener sus vidas a salvo.
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